Pensamientos sobre el liderazgo

Durante un período de casi 40 años, he tenido el privilegio de colaborar con nuestros colegas en el ámbito de la primera infancia en los 50 estados. He observado a muchos luchar por proveer servicios de alta calidad a niños pequeños y sus familias. En muchos casos, los desafíos a los que hacen frente parecen abrumadores.

En muchos programas con los que he tenido la buena fortuna de trabajar, me he sentido animada e inspirada por la eficacia con que nuestros colegas trabajan en comunidades complejas. Recientemente pasé varios días trabajando con colegas en un condado grande con bastante más de un millón de residentes de al menos siete etnias, grupos de inmigrantes y variados grupos culturales; entre estos, muchos experimentan una gran necesidad de apoyo y recursos de sus comunidades.

El condado provee aproximadamente 40 clases para niños preescolares, algunas patrocinadas con fondos de Head Start y otras con fondos estatales para programas preescolares. Uno de los centros preescolares más nuevos del condado se inspira en Reggio Emilia, tanto en su construcción como en sus prácticas pedagógicas. Tuve la oportunidad de reunirme con un gran número de maestros, maestros ayudantes, directores y otros miembros del personal durante varios días, y de intercambiar ideas sobre las perspectivas e investigaciones más recientes de prácticas pedagógicas preescolares, además de contestar muchas de las preguntas que plantearon.

A mi parecer, estaba claro que los diversos miembros del gran personal administrativo, el personal pedagógico, las familias y muchas otras personas partícipes del programa sacaban provecho del liderazgo evidente y dedicado. Estas experiencias me recordaron algunos aspectos fundamentales de las prácticas eficaces de liderazgo en ambientes muy complejos.

Una característica principal del liderazgo eficaz en tales ambientes complejos es el énfasis en ayudar a todos los participantes a enfocarse en sus metas comunes y objetivos a largo plazo, en vez de perder tiempo y energía discutiendo los muchos asuntos relativamente menores sobre los que podrían tener opiniones diferentes. Cada tanto tengo contacto con un programa que lucha con limitaciones de ciertas fuentes de fondos. Cuando el equipo de liderazgo expresa la comprensión genuina de las presiones conflictivas de varias de las fuentes, resulta más capaz de resolver las cuestiones que cuando las pasa por alto.

Parece inevitable que un grupo grande de adultos con tareas diversas, que integran una organización grande cuyos miembros tienen historiales y experiencias muy diferentes, pueda perder mucha energía discutiendo por muchos asuntos. Pero cuando se puede contar con que los líderes están abiertos a las perspectivas divergentes, están listos y dispuestos a escuchar atentamente todas las voces, animan y organizan oportunidades de diálogos abiertos y tratan con respeto a cada participante, pueden desarrollar un ambiente exitoso donde los participantes resuelven problemas, así su energía puede enfocarse en los intereses de los niños y las familias que sirven: en última instancia, el objetivo común más importante.

El respeto genuino por todos los participantes en un programa grande y complejo también se fortalece cuando los líderes resisten la tentación frecuente de formar amistades íntimas con algunos pocos miembros del equipo mayor, lo que puede socavar la confianza de otros en la equidad del proceso de resolver problemas y distribuir recursos escasos.

En fin, se me ocurre una y otra vez que nuestra labor se mejora cuando (1) mantenemos los ojos puestos en los objetivos comunes y generales, (2) nos mantenemos abiertos a perspectivas alternativas sobre cuestiones controvertidas y (3) discrepamos abierta y respetuosamente como profesionales dedicados a los propósitos mayores que servimos.